Llegó diciembre, mes de parranda y de animación, pero también de un gran reto para la Alcaldía de Pereira y la Policía: el control del espacio público debido al enjambre de vendedores informales que durante este mes se moverá en las calles.
La invasión del espacio público hasta el 24 de este mes es un problema cíclico en Pereira. Sin embargo, este año hay un antecedente que preocupa a estudiosos del tema y a las autoridades: el 13 de noviembre pasado, un controlador del espacio público, de la Secretaría de Gobierno de Pereira, fue agredido por uno de los llamados ‘carreteros’, vendedores informales que utilizan carretas para vender perecederos.
Los ‘carreteros’ tienen prohibido el ingreso al centro (entre las carreras 4 y 12 y las calles 13 y 24) por cuenta del llamado Plan Candado. El vendedor le infringió seis puñaladas, tres en un brazo y tres en el abdomen. El funcionario se recuperó y está laborando.
Orlando Parra, quien ha estudiado la problemática del espacio público afirmó que “el control del espacio público es un fenómeno económico nacional que por su complejidad desborda las administraciones públicas porque no hay un control reiterado del espacio público y, además, porque la última sentencia de la Corte Constitucional al respecto protege el derecho al trabajo y al mínimo vital, entre otros. Generalmente, las Alcaldías no saben cómo responder al tema”.
La invasión del espacio público en Pereira tiene según Parra una particularidad a diferencia de Bogotá, Medellín o Cali, “no tiene ‘centros’, lugares que permitan bajar la presión sobre un espacio determinado. Tiene una tendencia cultural: la carrera octava, donde desde hace unos 35 años vendedores informales se aglomeran”.
Parra recordó que el mejor momento y el más reciente de control en la octava fue en diciembre del 2009, cuando en ese sector la Policía apostó el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) hasta enero de 2010, para evitar la llegada de nuevos vendedores.
En la actual administración municipal, la última aparición del Esmad para controlar el espacio público fue en septiembre pasado cuando la Secretaria de Gobierno cerró la calle 18 entre carreras octava y séptima (a una cuadra de la Alcaldía), que estaba invadida por vendedores de CD piratas. Los vendedores protestaron y bloquearon la carrera octava durante un día. EL TIEMPO recorrió esa cuadra y encontró que algunos vendedores ya no esparcen los CD en el suelo, sino que los camuflan entre otras mercancías para venderlos.
En el centro de Pereira y el subcentro del barrio Cuba están permitidos 1.952 vendedores ambulantes, que tienen un puesto asignado.
“Salvo que haya un gran operativo previo en la primera semana de diciembre, difícilmente podrá el Estado controlar cualquier sitio (espacio público) en Colombia, no solo en Pereira”, dijo Parra.
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